Bajo la dirección de Marcos Ariel Rossi y Beatriz Madrid, se presento en el Teatro de la Paz Velové (love) espectáculo montado en base a la obra de Julio Cortázar “El perseguidor” Obra dictada por el mismo Cortázar, para los bailarines escribanos, que sobre el lienzo de un teatro redactan tras movimientos corporales la historia de la movilización humana “amor”.
“Un absurdo viviente”
“Una liebre que corre tras un tigre que muerde”
“Cazador sin brazos y sin piernas, tras una liebre que corre…”
“Ansiedad que busca salir en todas direcciones”
“Nadie puede saber lo que persigue Jonhy”
La puesta en escena nos da un panorama de lo que es posible mostrar a través de la danza contemporánea. En un solo acto se muestran los sentimientos humanos; la manera de sensibilizar, expresar a través del cuerpo lo no visible.
Muestra sensible a cinco cuerpos, sobre un escenario sombrío a media luz, a veces azul a otros morada, entre humo y aquel mosaico elevado que pareciera una pintura rupestre. Antiquísima como las mismas sensaciones humanas. Cuerpos vestidos en color arena como una representación desnuda del alma.
Ojos cubiertos, síntoma de ceguera y negación del corazón; transformación sensorial plasmada en la danza. Muestra permanente en la danza contemporánea de hoy: la libertad. Aunada la simplicidad y elegancia de su técnica.
Una intervención más allá de los sentidos, la expresión de lo que nos negamos a vivir porque todo lo queremos ver. Viajamos por esta vida esperando tener ante nuestros ojos la muestra de los sentimientos. Esta forma de expresión ofrece la interacción corpórea musical que va más allá de los escenarios tangibles, la mímica del alma enlazada con la expresión física dancística de los personajes, la narración como parte de aquella conciencia que no escuchamos; porque preferimos guardarla de manera intrínseca.
“Un absurdo viviente”
“Una liebre que corre tras un tigre que muerde”
“Cazador sin brazos y sin piernas, tras una liebre que corre…”
“Ansiedad que busca salir en todas direcciones”
“Nadie puede saber lo que persigue Jonhy”
La puesta en escena nos da un panorama de lo que es posible mostrar a través de la danza contemporánea. En un solo acto se muestran los sentimientos humanos; la manera de sensibilizar, expresar a través del cuerpo lo no visible.
Muestra sensible a cinco cuerpos, sobre un escenario sombrío a media luz, a veces azul a otros morada, entre humo y aquel mosaico elevado que pareciera una pintura rupestre. Antiquísima como las mismas sensaciones humanas. Cuerpos vestidos en color arena como una representación desnuda del alma.
Ojos cubiertos, síntoma de ceguera y negación del corazón; transformación sensorial plasmada en la danza. Muestra permanente en la danza contemporánea de hoy: la libertad. Aunada la simplicidad y elegancia de su técnica.
Una intervención más allá de los sentidos, la expresión de lo que nos negamos a vivir porque todo lo queremos ver. Viajamos por esta vida esperando tener ante nuestros ojos la muestra de los sentimientos. Esta forma de expresión ofrece la interacción corpórea musical que va más allá de los escenarios tangibles, la mímica del alma enlazada con la expresión física dancística de los personajes, la narración como parte de aquella conciencia que no escuchamos; porque preferimos guardarla de manera intrínseca.
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